Generación algoritmo. El desánimo y la ansiedad en la telaraña digital.
Juan Vasen, Noveduc, 2025, 168 p.
Contratapa
Luces y sombras del enredo digital
«La vida es una larga conversación con los padres», decía una paciente en su espacio psicoanalítico.
Y sí: el inconsciente freudiano fue tallado por esas voces primeras, fundantes. Sin embargo siempre hubo algo que vino de afuera, del murmullo de la cultura, del latido de la época.
Hoy podríamos decir —más aún en el caso de niños y jóvenes— que la vida se va convirtiendo en una larga conversación con las pantallas. Con los algoritmos. Una especie de dios silencioso que todo lo ve, todo lo calcula, todo lo predice.
Y esto es así porque estos nuevos interlocutores fundan una maquinaria invisible que nos escucha, nos mide, nos perfila. Entonces en este nuevo escenario un nuevo inconsciente se está gestando. No en la familia, no en los sueños, sino en el zumbido constante de la red. Un inconsciente digital.
Internet no solo tendió redes: tejió también un nuevo modo de habitar el mundo. Desde hace décadas ha creado una cultura digital: ha impulsado vínculos antes impensados, promovido un consumo constante mediante el marketing y segmentado la información. Conectó, fragmentó, vendió, estimuló. Convirtió el deseo en dato, la palabra en clic, la identidad en perfil.
Entonces Internet ya no es solo una herramienta: es una fábrica de subjetividades. Captura datos, los transforma en patrones, y nos devuelve una versión de nosotros mismos: simplificada, vendible, manipulable. Nos entrena. Nos etiqueta. Nos construye.
A través de videojuegos, publicidades y redes sociales, la cultura digital no solo entretiene: modela. Educa sin escuela, atrapa seductoramente sin barrotes. Sus patrones se convierten en nuestros patrones Y es con los más jóvenes donde esa pedagogía invisible se vuelve más feroz.
Los algoritmos no son neutros: son los nuevos arquitectos de la subjetividad. Diseñan lo que creemos desear, organizan nuestros vínculos, dictan nuestros pensamientos. Y lo hacen con eficacia quirúrgica, mientras creemos estar eligiendo.
Este libro es una advertencia, una exploración y una apuesta. Se mete en la red para desenredar. Para leer las luces, pero también las sombras. Y para preguntarse, qué queda del lazo, del juego, del deseo… cuando todo se vuelve dato. Porque las redes de datos no tienen manos. Son redes que paradójicamente, los dejan sin red.
De eso se ocupa este libro.
